Conquista de
Gran Canaria
La conquista de la
isla de gran Canaria hay que situarla en el año de 1478 y se sitúa en el
contexto de expansión que la Corona castellana está llevando a cabo en estos
momentos en el Atlántico debido a su dura pugna con Portugal. Sólo quedaban las
islas de Gran Canaria, La Palma y Tenerife por conquistar, siendo en la primera
de estas donde se comienza la aventura subvencionada en parte por la
Corona.
Juan Rejón,
acompañado del Deán Bermúdez, en representación el Obispo del Rubicón Juan de
Frías se erige en caudillo de la expedición. Los fondos para la aventura son
financiados por el Obispo, aprovechando para ello, parte de las rentas de la
diócesis de Sevilla, de la cual era sufragáneo. Además de esto, las
capitulaciones firmadas con los reyes aportaban otros capitales, el transporte y
tropas de la Santa Hermandad, formadas por treinta caballeros y seiscientos
soldados de infantería.
Juan Rejón
establece el campamento, como más tarde veremos en la orilla del barranco
Guiniguada y al poco tiempo se produce el primer enfrentamiento con los
canarios, liderados por Doramas, Maninidra y Adargoma en coalición entre los
reinos de Agáldar y Telde aunque las tropas del primer reino no llegaran a
tiempo al combate.
La lucha se salda
con la primera derrota de los aborígenes que se retiran al interior de la isla.
Pero este no era el miedo principal de Juan Rejón sino que su preocupación era
que los canarios se aliaran con los portugueses, cuya flota estaba fondeada en
la isla en esos momentos y expulsaran a los castellanos.
Rejón logra
hacerse con el control de la parte nordeste mientras que los aborígenes se
repliegan hacia el interior de la isla, donde el relieve hace más difícil el
acceso
Mientras los meses
transcurrían fortificaron el “Real” hasta que surgieron discrepancias entre los
cristianos debido a lo penosa que estaba siendo la conquista y a las
dificultades que pasaban. El Deán Bermúdez lleva la noticia a la corte y los
reyes relevan a Rejón sustituyéndolo por el primer gobernador de la isla; Pedro
de Algaba.
Durante el mandato
de Algaba se aprueba hacer una incursión por el interior del sur de la isla,
concretamente por Tirajana, llevándolo a cabo el 24 de agosto de
1479.
Al sentir la
presencia extranjera, los canarios se retiran hacia el interior e la isla y
esperan a su presa. Mientras los castellanos se adentran por el barranco fueron
atacados furiosamente por los aborígenes que dejaron a veinte y seis europeos
muertos, más de cien heridos y ochenta prisioneros.
En la Península
Juan Rejón vuelve a obtener el apoyo de la corona y logra que destituyan a su
rival, obteniendo además nuevos ingresos para la empresa. Se nombra nuevo
gobernador de la isla a un personaje siniestro para Gran Canaria y sus
aborígenes; Pedro de Vera.
Este llega a Gran
Canaria en 1480, y se da cuenta de que Rejón se le ha adelantado y había
capturado al Deán Bermúdez y a Pedro de Algaba, desterrando al primero y
decapitando al segundo, acusado de espionaje a favor de los portugueses. Por ese
hecho pedro de Vera vuelve a tomar preso a Juan Rejón y lo envía de nuevo a
Castilla, pero este vuelve a salir indemne e las acusaciones, muriendo en la
Gomera tras una revuelta.
En 1481 Vera
decide marchar sobre el guanartemato de Agáldar y encuentra a un grupo de
canarios que le presentan batalla. La contienda de dudoso resultado se resuelve
cuando el gobernador se da cuenta que matando al caudillo Doramas, los
aborígenes dejarán de presentar batalla, y esto mismo hace, rodeándolo con 3
hombres más mientras le clava una lanza por la espalda. Este hecho da la
victoria a los castellanos y le abre las puertas del norte de la isla, mientras
que por Agaete se abre un segundo frente tras el desembarco de Alonso Fernández
de Lugo, futuro conquistador de La Palma y Tenerife. Lugo captura al
Guanarteme de Agáldar, Thenesor Semidán, que se convierte tras su bautismo en un
fiel vasallo de los reyes de Castilla y Aragón.
Tras el regreso
del llamado ahora Fernando Guanarteme, la resistencia canaria se circunscribía a
varias fortalezas naturales y al reino de Telde, cuyos habitantes no cayeron en
los consejos de Fernando Guanarteme y no se sometían. Pedro de Vera ataca la
fortaleza–granero del Bentayga con la esperanza de una rápida rendición y fin de
la conquista pero eran tantas las piedras y los palos que les arrojaban desde lo
alto que tuvieron que retirarse a Tirajana, dónde se entregó un importante grupo
de canarios siguiendo los consejos del Antiguo
Guanarteme.
Vera, cansado ya
de una conquista que se hacía más larga y difícil de lo presumido proyecta el
ataque definitivo por la zona de Ajódar donde un grupo se encargaría de cerrar
la salida por mar mientras otro contingente lo hacía por tierra a modo de cuña.
El primer grupo se interna por la zona de Ajódar y es derrotado y aniquilado
completamente, muriendo Miguel de Mújica y su hueste de ballesteros vizcaínos.
Vera viendo este fracaso se retira a Gáldar mientras surge la figura de un
Guayre, Bentejuí que ha unificado a alzados de ambos guanartematos y se refugian
en la fortaleza de Ansite
La primavera de
1483 verá la rendición de los canarios y el sometimiento de la isla. Fernando
Guanarteme convence a los cercados aborígenes que capitulan, mientras algunos
irreductibles con Bentejuí a la cabeza y el faycán de Telde deciden despeñarse
antes que rendirse. El 29 de abril de 1483, los aborígenes entregan la isla a
Pedro de Vera, dando por finalizados cinco años de cruenta
conquista.
tiempo acabarían integrándose en la naciente sociedad que en Gran Canaria y en el resto de la isla se estaba gestando.
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