lunes, 31 de diciembre de 2012


Conquista de Gran Canaria

La conquista de la isla de gran Canaria hay que situarla en el año de 1478 y se sitúa en el contexto de expansión que la Corona castellana está llevando a cabo en estos momentos en el Atlántico debido a su dura pugna con Portugal. Sólo quedaban las islas de Gran Canaria, La Palma y Tenerife por conquistar, siendo en la primera de estas donde se comienza la aventura subvencionada en parte por la Corona.
Juan Rejón, acompañado del Deán Bermúdez, en representación el Obispo del Rubicón Juan de Frías se erige en caudillo de la expedición. Los fondos para la aventura son financiados por el Obispo, aprovechando para ello, parte de las rentas de la diócesis de Sevilla, de la cual era sufragáneo. Además de esto, las capitulaciones firmadas con los reyes aportaban otros capitales, el transporte y tropas de la Santa Hermandad, formadas por treinta caballeros y seiscientos soldados de infantería.
Juan Rejón establece el campamento, como más tarde veremos en la orilla del barranco Guiniguada y al poco tiempo se produce el primer enfrentamiento con los canarios, liderados por Doramas, Maninidra y Adargoma en coalición entre los reinos de Agáldar y Telde aunque las tropas del primer reino no llegaran a tiempo al combate.
La lucha se salda con la primera derrota de los aborígenes que se retiran al interior de la isla. Pero este no era el miedo principal de Juan Rejón sino que su preocupación era que los canarios se aliaran con los portugueses, cuya flota estaba fondeada en la isla en esos momentos y expulsaran a los castellanos.
Rejón logra hacerse con el control de la parte nordeste mientras que los aborígenes se repliegan hacia el interior de la isla, donde el relieve hace más difícil el acceso


Mientras los meses transcurrían fortificaron el “Real” hasta que surgieron discrepancias entre los cristianos debido a lo penosa que estaba siendo la conquista y a las dificultades que pasaban. El Deán Bermúdez lleva la noticia a la corte y los reyes relevan a Rejón sustituyéndolo por el primer gobernador de la isla; Pedro de Algaba.
Durante el mandato de Algaba se aprueba hacer una incursión por el interior del sur de la isla, concretamente por Tirajana, llevándolo a cabo el 24 de agosto de 1479.
Al sentir la presencia extranjera, los canarios se retiran hacia el interior e la isla y esperan a su presa. Mientras los castellanos se adentran por el barranco fueron atacados furiosamente por los aborígenes que dejaron a veinte y seis europeos muertos, más de cien heridos y ochenta prisioneros.
En la Península Juan Rejón vuelve a obtener el apoyo de la corona y logra que destituyan a su rival, obteniendo además nuevos ingresos para la empresa. Se nombra nuevo gobernador de la isla a un personaje siniestro para Gran Canaria y sus aborígenes; Pedro de Vera.
Este llega a Gran Canaria en 1480, y se da cuenta de que Rejón se le ha adelantado y había capturado al Deán Bermúdez y a Pedro de Algaba, desterrando al primero y decapitando al segundo, acusado de espionaje a favor de los portugueses. Por ese hecho pedro de Vera vuelve a tomar preso a Juan Rejón y lo envía de nuevo a Castilla, pero este vuelve a salir indemne e las acusaciones, muriendo en la Gomera tras una revuelta.
En 1481 Vera decide marchar sobre el guanartemato de Agáldar y encuentra a un grupo de canarios que le presentan batalla. La contienda de dudoso resultado se resuelve cuando el gobernador se da cuenta que matando al caudillo Doramas, los aborígenes dejarán de presentar batalla, y esto mismo hace, rodeándolo con 3 hombres más mientras le clava una lanza por la espalda. Este hecho da la victoria a los castellanos y le abre las puertas del norte de la isla, mientras que por Agaete se abre un segundo frente tras el desembarco de Alonso Fernández de Lugo, futuro conquistador de La Palma y Tenerife. Lugo captura al Guanarteme de Agáldar, Thenesor Semidán, que se convierte tras su bautismo en un fiel vasallo de los reyes de Castilla y Aragón.
Tras el regreso del llamado ahora Fernando Guanarteme, la resistencia canaria se circunscribía a varias fortalezas naturales y al reino de Telde, cuyos habitantes no cayeron en los consejos de Fernando Guanarteme y no se sometían. Pedro de Vera ataca la fortaleza–granero del Bentayga con la esperanza de una rápida rendición y fin de la conquista pero eran tantas las piedras y los palos que les arrojaban desde lo alto que tuvieron que retirarse a Tirajana, dónde se entregó un importante grupo de canarios siguiendo los consejos del Antiguo Guanarteme.
Vera, cansado ya de una conquista que se hacía más larga y difícil de lo presumido proyecta el ataque definitivo por la zona de Ajódar donde un grupo se encargaría de cerrar la salida por mar mientras otro contingente lo hacía por tierra a modo de cuña. El primer grupo se interna por la zona de Ajódar y es derrotado y aniquilado completamente, muriendo Miguel de Mújica y su hueste de ballesteros vizcaínos. Vera viendo este fracaso se retira a Gáldar mientras surge la figura de un Guayre, Bentejuí que ha unificado a alzados de ambos guanartematos y se refugian en la fortaleza de Ansite
La primavera de 1483 verá la rendición de los canarios y el sometimiento de la isla. Fernando Guanarteme convence a los cercados aborígenes que capitulan, mientras algunos irreductibles con Bentejuí a la cabeza y el faycán de Telde deciden despeñarse antes que rendirse. El 29 de abril de 1483, los aborígenes entregan la isla a Pedro de Vera, dando por finalizados cinco años de cruenta conquista.


A pesar de esta rendición en la isla aún existían grupos de guanches alzados que con el
tiempo acabarían integrándose en la naciente sociedad que en Gran Canaria y en el resto de la isla se estaba gestando.

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