miércoles, 2 de enero de 2013


   Población de Las Palmas de GC en el siglo XVI       

En la primera mitad del siglo XVI, la ciudad no era muy bulliciosa. Se ha podido calcular, que en 1515, la ciudad del Real de Las Palmas no excedía de 1.500 habitantes y en 1540 algo más de 2.200. Éste alza de población se mantiene ya que en Censo de 1587, encontramos unos 3.000 habitantes.
          La estratificación social existente en la ciudad estaba muy marcada y constaba de la siguiente manera: En la cúspide se hallaban los conquistadores y sus descendientes, alto clero, altos  funcionarios, propietarios de ingenios y terratenientes. Mas abajo estaban los artesanos, mareantes, mercaderes y agricultores. En la escala inferior estaban los esclavos y los criados.
          Esta estructura permanecería prácticamente inalterada hasta el primer tercio del siglo XIX.
          La composición de la población de la primera ciudad castellana en el Atlántico era bastante heterogénea, ya que entre los conquistadores y los primeros colonos establecidos en la urbe vinieron andaluces, castellanos, vascos, portugueses, genoveses, florentinos y flamencos, además de una colonia de comerciantes malteses establecidos en el Barrio de Triana. Es preciso mencionar, la presencia de grupos de judíos conversos, quizás huyendo de la virulencia de la Inquisición peninsular, ya que la canaria era más relajada en ese tema. Hay que señalar que de la presencia de aborígenes apenas hay noticias, salvo en el caso de aquellos que estaban sometidos a esclavitud.
          Además de estos grupos humanos, existía el componente de los numerosos moriscos y negros introducidos en la ciudad y vendidos como esclavos.
          Era muy frecuente en esta época que la demanda de mano de obra destinada al trabajo en los numerosos ingenios azucareros estuviese destinada a la compra-venta de esclavos negros y moriscos, aunque también es cierto que muchas de estas personas fueran destinadas al servicio doméstico de las gentes de la ciudad.


          Todo este movimiento humano no habría tenido lugar si la corona no hubiera concedido a los canarios una “licencia para saltear los moros en Berbería”  de 2 de noviembre de 1505, permitiéndose la captura de presas humanas en la vecina costa de África, concretamente desde Río de Oro hacia el Norte.
          Siguiendo con las personas usadas en Las Palmas como mercancía esclava, es preciso mencionar además que en la ciudad eran vendidos en venta pública negros procedentes de la Costa Occidental africana, más concretamente Goré y Guinea. Las ventas realizadas no entendían de distinciones, ya que se realizaban transacciones de mujeres junto a sus hijos, alcanzando la esclavitud a niños pequeños inclusive, y esto era más rentable, ya que se podía disponer del esclavo durante más tiempo y se le introducía con más facilidad en su nuevo estatus y se le podía educar mejor. Las ventas sucesivas de un mismo esclavo a varios dueños era frecuente, llegando un servil a tener varios dueños diferentes. Los clérigos también participaban de este negocio, adquiriendo sus propios esclavos, e incluso había negros que, tras ser liberados, poseían esclavos del mismo color. Todo esto da una idea de lo arraigado que estaba la esclavitud en las islas Canarias y por ende en la ciudad de Las Palmas.
          En cuanto a los precios los había (como todo) de varias cantidades: Los esclavos negros jóvenes tenían un precio de 30 a 35 doblas isleñas. Las esclavas generalmente costaban un poco menos. Un esclavo negro fue vendido en 33 doblas de oro, contando este con 20 años de edad. Los esclavos berberiscos costaban algo menos, encontrándose casos de una esclava de 30 años comprada por 20 doblas y otra de edad semejante por 29 doblas].
          Sin embargo todo esto podía quedar destruido para una persona esclava si esta tenía la suerte de poder quedar libre, a este extremos se llegaba de dos maneras; o por voluntad de su dueño o por poder comprar su libertad.


Plano de Las Palmas en el siglo XVI Obra de Torriani

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