Población de Las Palmas de GC en el siglo XVI
En la primera mitad del siglo XVI, la ciudad no era
muy bulliciosa. Se ha podido calcular, que en 1515, la ciudad del Real de Las
Palmas no excedía de 1.500 habitantes y en 1540 algo más de 2.200. Éste alza de
población se mantiene ya que en Censo de 1587, encontramos unos 3.000
habitantes.
La
estratificación social existente en la ciudad estaba muy marcada y constaba de
la siguiente manera: En la cúspide se hallaban los conquistadores y sus
descendientes, alto clero, altos
funcionarios, propietarios de ingenios y terratenientes. Mas abajo
estaban los artesanos, mareantes, mercaderes y agricultores. En la escala
inferior estaban los esclavos y los criados.
Esta
estructura permanecería prácticamente inalterada hasta el primer tercio del
siglo XIX.
La
composición de la población de la primera ciudad castellana en el Atlántico era
bastante heterogénea, ya que entre los conquistadores y los primeros colonos
establecidos en la urbe vinieron andaluces, castellanos, vascos, portugueses,
genoveses, florentinos y flamencos, además de una colonia de comerciantes
malteses establecidos en el Barrio de Triana. Es preciso mencionar, la
presencia de grupos de judíos conversos, quizás huyendo de la virulencia de la
Inquisición peninsular, ya que la canaria era más relajada en ese tema. Hay que
señalar que de la presencia de aborígenes apenas hay noticias, salvo en el caso
de aquellos que estaban sometidos a esclavitud.
Además
de estos grupos humanos, existía el componente de los numerosos moriscos y
negros introducidos en la ciudad y vendidos como esclavos.
Era
muy frecuente en esta época que la demanda de mano de obra destinada al trabajo
en los numerosos ingenios azucareros estuviese destinada a la compra-venta de
esclavos negros y moriscos, aunque también es cierto que muchas de estas
personas fueran destinadas al servicio doméstico de las gentes de la ciudad.
Todo
este movimiento humano no habría tenido lugar si la corona no hubiera concedido
a los canarios una “licencia para saltear
los moros en Berbería” de 2 de
noviembre de 1505, permitiéndose la captura de presas humanas en la vecina
costa de África, concretamente desde Río de Oro hacia el Norte.
Siguiendo
con las personas usadas en Las Palmas como mercancía esclava, es preciso
mencionar además que en la ciudad eran vendidos en venta pública negros
procedentes de la Costa Occidental africana, más concretamente Goré y Guinea. Las
ventas realizadas no entendían de distinciones, ya que se realizaban
transacciones de mujeres junto a sus hijos, alcanzando la esclavitud a niños
pequeños inclusive, y esto era más rentable, ya que se podía disponer del
esclavo durante más tiempo y se le introducía con más facilidad en su nuevo
estatus y se le podía educar mejor. Las ventas sucesivas de un mismo esclavo a
varios dueños era frecuente, llegando un servil a tener varios dueños
diferentes. Los clérigos también participaban de este negocio, adquiriendo sus
propios esclavos, e incluso había negros que, tras ser liberados, poseían
esclavos del mismo color. Todo esto da una idea de lo arraigado que estaba la
esclavitud en las islas Canarias y por ende en la ciudad de Las Palmas.
En
cuanto a los precios los había (como todo) de varias cantidades: Los esclavos
negros jóvenes tenían un precio de 30 a 35 doblas isleñas. Las esclavas
generalmente costaban un poco menos. Un esclavo negro fue vendido en 33 doblas
de oro, contando este con 20 años de edad. Los esclavos berberiscos costaban
algo menos, encontrándose casos de una esclava de 30 años comprada por 20
doblas y otra de edad semejante por 29 doblas].
Sin
embargo todo esto podía quedar destruido para una persona esclava si esta tenía
la suerte de poder quedar libre, a este extremos se llegaba de dos maneras; o
por voluntad de su dueño o por poder comprar su libertad.
Plano de Las Palmas en el siglo XVI Obra de Torriani
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